¡¡NO CON MI SILENCIO!! Nunca más en el CAMPYCO DE BÉJAR!!

No dejes que TU SILENCIO sea CÓMPLICE DE SUS DELITOS, VIOLACIONES, ABUSOS, AGRESIONES, Y ACOSO!!

No te calles nunca más, aunque al mirar a tu alrededor parezca que nadie está a tu lado, hay algunas personas que quieren que se respeten los derechos de nuestros niños, y no permitir que sus déficits sirvan para que sean objeto de humillación.

Ayuda a denunciar aquello que no deba ser consentido jamás, desde aquí se seguirá gritando la verdad.

Escribe y sé la voz de los niños, no dejes que sigan impunes los delitos contra ellos:


noconmisilencio@gmail.com

NO CON MI SILENCIO!!!! NUNCA MÁS ASUSTADAS NI CALLADAS ANTE LA AGRESIÓN AL DEBIL!!!

NUESTRO MIEDO ES SU FUERZA!!!!
NO CON MI SILENCIO!!!

martes, 23 de diciembre de 2008

Seréis cómplices de una violación

Carta abierta a ALBERTO PRADOS, responsable y gerente de SERVICIOS SOCIALES DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN EN SALAMANCA:

Carta abierta a ALFONSO FERNÁNDEZ MAÑUECO, CONSEJERO DE INTERIOR Y JUSTICIA DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

Carta abierta a JAVIER ÁLVAREZ GUISASOLA, CONSEJERO DE SANIDAD DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

Carta abierta a CÉSAR ANTÓN BELTRÁN, CONSEJERO DE FAMILIA E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

Carta abierta a JUAN JOSÉ MATEOS OTERO, CONSEJERO DE EDUCACIÓN DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

Carta abierta a MARIA JESÚS RUIZ RUIZ, VICEPRESIDENTA DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

Carta abierta a TOMÁS VILLANUEVA RODRIGUEZ, VICEPRESIDENTE DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:

CARTA ABIERTA A JUAN VICENTE HERRERA CAMPO, PRESIDENTE DE LA JUNTA DE CASTILLA Y LEÓN:


Si una sola de esas niñas vuelve a ser violada, si uno solo de esos niños vuelve a ser humillado mientras le usan como camarero, si un solo ser humano en el CAMYPCO de Béjar vuelve a ser golpeado por sus cuidadores, si se sigue vendiendo alcohol y bebidas en un centro público que es la casa de nuestros niños......SON TODOS USTEDES RESPONSABLES Y CÓMPLICES, POR CONOCER DESDE HACE TIEMPO LOS HECHOS, Y NO HACER NADA!!

PARA USTEDES SOY YO EL PROBLEMA, LA LOCA, LA PROBLEMÁTICA, POR REVELAR TODO ESTO, PERO POR QUÉ NO HACEN ALGO PARA EVITAR QUE UN VIOLADOR VUELVA SOBRE SU VÍCTIMA???

POR QUÉ NO HACEN ALGO PARA ASEGURAR QUE EL TRATO QUE MERECEN NUESTROS NIÑOS EN LOS CENTROS DE LA JUNTA, SE RESPETA EN LUGAR DE DEGRADARSE HASTA LO ENFERMIZO???


CASTÍGUENME TANTO COMO LES PLAZCA POR HABER DESTAPADO EL POZO DE VERGÜENZA DEL CAMPYCO, PERO AL MENOS NO SE QUEDEN MIRANDO MIENTRAS SE PREPARA OTRA ATROCIDAD.... Y SE ENCUBREN VARIAS CADA DÍA.

Mañana es Nochebuena, la gran cena de la Navidad se está preparando ya desde hace días en todos los hogares.
Mañana todas las personas, excepto unas cuantas, estarán sentándose a la mesa con los suyos, su familia y sus seres queridos.

En el CAMPYCO de Béjar hace días pasaron los familiares de las niñas y los niños, y tuvieron la "fiesta de Navidad" que les ofrecimos, algunas con todo el cariño y sin dejar de mirarles a los ojos, buscando un rastro de inquietud o un momento de valor en el que decirle a algunos de ellos, que sé perfectamente que están haciendo algo ante todo lo que he denunciado desde esta página.

Lo sé. Sé que va a ser difícil, que no estáis encontrando colaboración por parte de los responsables de la Junta de Castilla y León que os están diciendo que es todo mentira y ofreciendo información falsa, y sin tomar medida alguna.....

Es INEXPLICABLE como ante VIOLACIONES DE NIÑAS QUE NO PUEDEN DEFENDERSE, HUMILLACIONES, GOLPES A INCAPACITADOS ENTRE VARIAS PERSONAS, OCULTACIÓN DEL LIBRO DE INCIDENCIAS, VENTA DE ALCOHOL QUE CONSUMEN CON SUS MEDICINAS, Y TODO LO QUE DE MOMENTO QUEDA POR DECIR................
................................... YO SEA EL PROBLEMA!!!?????


El problema es que alguien ha hablado.

Y ante eso están actuando, intentando asustarme, intentando cerrar esta página, intentando que una "justicia" que no fue capaz de hacer nada por la pobre "J" tras su enésima violación...... me castigue a mí por decir lo que TODAS SABEMOS.

Queridas compañeras que me escribís en los comentarios, a vosotras ya no os puedo pedir nada. Tan sólo que sigáis comportandos como hienas, peores que un dolor de ovarios, fingiendo unas ante otras y pretendiendo que ahora todo funciona bien... y en los corrillos dentro y fuera del CAMPYCO destripándo a unas y otras. Así me lo ponéis fácil, y los pocos remordimientos que tenía por vosotras se deshacen en el aire cuando os tengo unas horas al lado.

Me pone los pelos de punta, y no os hacéis una idea de cuantas veces tengo que contenerme, cuando una y otra vez OS VEO DEFENDER QUE LAS NIÑAS NO TIENEN DERECHO A ESTAR PROTEGIDAS CON CÁMARAS DE VIGILANCIA, porque según vosotras EL DERECHO COMO TRABAJADORAS ESTÁ POR ENCIMA DE SU DERECHO A NO SER VIOLADAS, A SER ATENDIDAS CORRECTAMENTE, A NO SER LAS QUE SE LLEVAN VEJACIONES Y AGRESIONES FÍSICAS?????

Me pone los pelos de punta que sigáis pensando que el CAMYPCO es VUESTRA CASA???

Enteraos bien!!!
TODAS TRABAJAMOS PARA ELLAS Y ELLOS, pero nos paga la administración.
Nos paga la sociedad entera para que cuidemos de ellos.
Pero el CAMPYCO ES LA CASA DE TODOS SUS USUARIOS, no de los trabajadores, y los niños no son vuestros esclavos a los que ordenarles que os bajen unas cervezas.

Y vosotrás, vosotros también, los sindicatos que estáis ignorando a esos NIÑOS DISMINUIDOS QUE SON LAS VÍCTIMAS y justificando, excusando y apoyando al violador y a otros que son INCAPACES DE ENTENDER QUE UNA NIÑA DISMINUIDA PIDA NO SER TOCADA EN LA DUCHA POR UN HOMBRE, NI SER VISTA DESNUDA POR UN HOMBRE (que encima tiene la poca vergüenza de mostrarse como una víctima, ya que podría haberse ido sin quejarse a fumar un cigarro, pero su honor le hizo pedir que se le mantuviera trabajando en las duchas con las mujeres...... que gran trabajador), sois cómplices de lo que está pasando.

Pero eso no os impide aparecer el domingo en la iglesia, como si nada de esto fuera con vosotras.
Correctas como soís, tan puntillosas con lo legal que os habéis vuelto desde hace unos días (sólo cuando os ven y en vuestros comentarios y lo demás sigue igual), estoy esperando a ver como cambiáis de verdad en el día a día.

Y no os faltan momentos para comentar unas con otras como os miraba a cada una el ordenanza que violó a "J", y las veces que se os ha echado encima, o como ha intentado meterse en algún lugar inoportuno cuando estabais haciendo algo, o como le habéis visto intentando cazar a otra compañera desnuda con alguna excusa...... pero no os paréis a defender a una de las niñas, no.....


Si Dios existe, no puede seguir dejándo que todas y los responsables del centro en la junta sigan con la política del avestruz, y fingiendo que el problema soy yo..... en lugar de todas las cosas que todas sabemos, y que nunca más se podrá DECIR QUE NO SE SABÍAN.


domingo, 14 de diciembre de 2008

COMPROBAD ESTOS HECHOS. No todas las trabajadoras son iguales... es verdad.

Debo pedir disculpas a muchos de mis compañeros.
No me arrepiento del paso dado, pero no me siento contenta cuando veo lo que se ha generado en el CAMPYCO.

Debo pedir disculpas por la forma en que he dicho las cosas, no por lo que he dicho.
Os pido que aunque no queráis que siga hablando, entendáis que no puedo seguir callando. Respeto vuestra elección, y entiendo la de muchas, que no tienen más remedio que seguir “dentro del grupo” aunque en privado todas reconozcan que si bien es exagerada la forma en que se han dicho las cosas, no hay ninguna mentira.

Lo que sí he hecho mal, muy mal, y me arrepiento de ello, es haber hablado del CAMYPCO como si todo el mundo allí fuera una mala persona.
Y no es así.

Hay algunas personas, por desgracia no muchas, que son trabajadoras incansables y siempre dispuestas a hacer mejor la vida de nuestros niños, desde el puesto que ocupen.
Cuidadoras, educadoras y maestros, ordenanzas, camareras y camareros, enfermeras y otros profesionales de la salud, trabajadores en general de todos los niveles, que no se merecen en absoluto ser considerados de la misma forma que otros.

Sería una injusticia tan grande como la que se comete con muchos usuarios, si por las miserias de algunas, tuvieran que ser consideradas igual las demás.
Es cierto que no ha habido nunca alguien que se levantase y se enfrentase a todo el sistema, con sus trampas y trucos, con sus atajos y sus neglicencias.
Pero a nadie se le puede exigir o se puede esperar que sean héroes porque también tienen familia que mantener, y cualquiera sabe las consecuencias de un acto así.

Bastante tenemos que soportar como cuidadoras, que se nos hace pagar los errores de organización constantes, haciéndonos trabajar en cualquier momento incluidos nuestros días libres por la incompetencia de la gestión, que tan pronto olvida, sanciona, o satura de funciones a gente que no tiene la capacidad de estar en 3 sitios a la vez... y que no se te ocurra quejarte.
Es más, empeñarse en mantener en un puesto organizativo a personas que sus capacidades no les permiten hacer frente a las funciones que tendrían que cumplir, nos hace ser el costillar donde se descarga la ineptitud, incompetencia y negligencia... lo más fácil siempre es culpar a las cuidadoras.

A pesar de estar haciendo las funciones de cuidadora, también nos vemos forzadas a educar, curar, medicar, y atender en lo que serían funciones de otras. Hasta de psicólogas nos toca hacer, teniendo que inventarnos terapias para conseguir que los niños dejen de tener comportamientos que tienen que ser corregidos.
Y hacemos eso sin preparación alguna, sin formación como psicólogas, y como si fuéramos madres improvisadas de todos esos niños... porque la responsable de turno prefiere estar tranquilamente en su despacho.

Eso sí, que no se nos ocurra opinar o dar una idea, sobre como mejorar alguna de las cosas que se hacen con los niños, que no sólo se nos ladrará poniéndonos en nuestro lugar, sino que se ríen en nuestra cara por pretender hacer algo sin tener sus títulos.

Así, es el trabajo diario.
Un caos en el que somos el último mono, y que en un centro donde sus aulas que son supuestos lugares donde se educa a los residentes de por vida que allí están, no existe un proyecto educativo que seguir con los niños: las horas de aulas son simples teatros para justificar el tiempo que hay que tenerles ocupados.
No hay objetivos que alcanzar en sus vidas... sólo cubrir su tiempo, mientras estén allí.

No existe un seguimiento continuo del estado psíquico de cada niño, ni siquiera una atención individualizada para que no empeoren en su estado físico y psíquico. Y en el mejor de los casos esas atenciones, que se supone que son básicas, las reciben los 4 mismos niños.
Algunos no reciben ningún tipo de atención formal, ya que ni son casos de una urgencia llamativa, ni de los que por su mayor autonomía y libertad de movimientos se relacionan más con nosotras, ganándose nuestro afecto y preferencias.

Eso es el trabajo de las cuidadoras: el nuestro más el que no hacen los demás.

Tampoco sería justo hablar de las educadoras por igual, no todas son lo mismo, pero todas sufren las carencias de una gestión deficiente de su responsable, y aunque algunas llegan con grandes ilusiones e ideas para mejorar la vida de esos niños, la realidad es que acaban bloqueadas en una estructura que está hecha para que nada cambie... y acaban cambiando ellas, porque si no lo hacen, acabarían tan desquiciadas como dicen que yo estoy.
Cuidadoras y educadoras en especial si llegan con un sincero deseo de mejorar las vidas de quien es beneficiario de su trabajo, son el colectivo más dañado psicológicamente al verse frustradas y sometidas en un entorno que castiga cualquier intento de cambio... y hacer las cosas por y para los niños, sería un cambio que no están dispuestos a permitir.
Se vive mejor con un buen sueldo y pudiendo cumplir sin trabajar.
Es el chollo del CAMYPCO.

Debería tal vez haber usado nombres propios
, haber dicho qué cuidadora presiona a una víctima de violación para que se calle, que ordenanza ha acosado a base de preguntas sin testigos a “J” el día después de ser violada, qué educadora en una rabieta decide escribir en el libro de incidencias (un libro que contiene o debería contener información de todo lo que ocurre y es anormal) que ha visto como dos cuidadoras pegaban de bofetadas a uno de los usuarios... y podía ser verdad, pero su afán no era el de ayudar al niño, sino el de provocar un problema.

Y también podría haber usado nombres propios para algunas cuidadoras que van más allá de su labor esforzándose en que haya algún usuario que reciba cuidados útiles de verdad, educadoras que realmente entienden que somos quien estamos más con los niños y que deberíamos ser un equipo trabajando unidas para su bienestar, trabajadores que no paran ni un momento y que cuando se relacionan con algún niño lo hacen con todo el respeto y todo el cariño del mundo.

Eso también es cierto.
Tan cierto como todo lo que hasta hoy he dicho.


Tal vez debía haber usado nombres propios, pero sigo teniendo claro que el objetivo de que yo hable, no es purgar mi culpa, no es causar daño como están diciendo mis compañeras que escriben comentarios, no es saldar ninguna cuenta con nadie.

El objetivo es que los usuarios recuperen la voz que se les niega.
Que sus tutores y familias sepan la verdad de lo que ocurre.
Que los responsables del centro a todos los niveles actúen de una vez sobre todas las carencias que hay, algunas más graves que otras, y se den cuenta de que no vale con apartar a estas personas de la sociedad y sacarles al cine una vez al año...

Y en especial, sí, que esa víctima que es “J”, no tenga que seguir viviendo bajo el mismo techo que su violador cobra por cuidar.


Aparte de este error, por el que os pido disculpas, las comentarios de algunas personas negando todo, o llamándome loca son sólo un impulso que me dan.
Desde dentro veo como la gran preocupación que mis declaraciones están causando, es que lleguen a conocerse públicamente... pero veo como más allá de esa preocupación no hay más remedio que admitir que no hay mentiras, que lo que aquí se dice es cierto.

Algunos me increpan diciéndome que me vaya ante el Juez a declarar.
¿No sabéis leer? El juez ha tenido que dejar el caso por falta de pruebas.

¿Y me pedís pruebas?
¿Cuáles queréis? ¿Las que se destruyeron en la violación de “J”?

¿O las que nunca existen porque se ponen cámaras de grabación mirando hacia fuera en lugar de hacia dentro?

¿Ahora os preocupáis de que no se ensucie la imagen del centro y las trabajadoras?
¿Y por qué no apoyáis que se instalen cámaras grabando TODAS LAS INSTALACIONES?
Así nadie podría decir “tantas mentiras” como yo he contado.
Se podría ver que el trabajo que se hace con los niños es ejemplar, lleno de amor y cuidado, de afecto, volcándose con todos ellos...
Se podría ver que no hubo nadie bebiendo alcohol mientras se violaba a una niña...

Pero no.
OS NEGÁIS A QUE SE INSTALEN CÁMARAS, HABLANDO DE LA INTIMIDAD DE NIÑOS Y TRABAJADORES, PARA PODER SEGUIR COBRANDO POR NO HACER NADA... O POR DISPONER DE MUCHAS NIÑAS QUE SON MUDAS Y JAMÁS PODRÁN CONTAR NADA... O PODER ENVIAR A LOS NIÑOS A HACEROS RECADOS Y DE PASO REIROS CON LA NOTA INSULTANTE QUE LLEVAN CON VUESTRO ENCARGO...

Demostrad que estáis de verdad luchando por los niños!!
Demostrad que no tenéis nada que ocultar!!


Me ha hecho reír en un par de ocasiones que se hable de denunciarme, por contar lo que aquí cuento... y sin embargo nadie piense en COMPROBAR SI LO QUE DIGO ES CIERTO.... ¿¿¿Cómo es eso???

A todos vosotros, que habéis hecho piña mostrando una familia feliz (supongo que el viernes día 19, cuando vengan los padres y familiares de los niños y niñas del centro, mostraréis todo el amor que algunas y algunos les dais cuando nadie os ve... ¿verdad?) y me habéis acusado de estar loca y de necesitar tratamiento psicológico (gracias, pero ya lo tengo, por trabajar allí y ser como vosotras), me gustaría ver como demostráis que estos ejemplos son falsos... ahí os los dejo:

1º En el CAMPYCO de Béjar, existe una constante VENTA DE BEBIDAS ALCOHOLICAS, que es un hecho por todos conocidos, y no sólo beben los trabajadores, sino que los niños también acceden en muchas ocasiones a ese alcohol.

2º La higiene de los niños es vergonzosa, y TODOS LOS DÍAS, cuando el TURNO DE MAÑANA llega, o cuando LAS ENFERMERAS han de pinchar o dar algún tratamiento a esa hora, ES DE VERGÜENZA VER COMO HAN PASADO LA NOCHE CON SUS ORINES Y HECES REBOZANDOLES EL CUERPO Y LAS ROPAS. Luego se les ducha, sí, y durante el día nadie ve algo así. Pero les llevamos a las duchas completamente llenos de mierda y apestando, preguntando por qué en el turno de noche no se ha atendido algo así.

3º En el libro de incidencias, como ya he contado, hace pocas semanas, una educadora DEJO REPORTADO EN EL LIBRO DE INCIDENCIAS COMO HABÍA VISTO A DOS CUIDADORAS DANDO DE BOFETADAS A UN NIÑO DEL CENTRO.
Como dicho libro no puede ser alterado y es un documento oficial, se le pidieron explicaciones y que diera los nombres. EXTRAÑAMENTE, esa educadora que había presenciado como dos personas abofeteaban a un niño, HABIA OLVIDADO EN MENOS DE UN DIA QUIENES ERAN LAS QUE COMETÍAN LA AGRESION. Y aquí no ha pasado nada, todo queda en casa.

4º Aunque es un centro público, donde el tabaco está prohibido en todo el recinto, hay más de un usuario que tiene que ser vigilado de cerca para que no se vaya a buscar colillas de cigarrillos a los sitios donde se fuma, en el propio centro. Entiendo que fumar, en un lugar adecuado para ello, no causa daño a nadie.
Pero que haya un usuario, DE NOMBRE MOISES (id comprobando...), que resulta necesitar de las colillas para estar más tranquilo... Y SE COME LOS RESTOS DE CUALQUIER COLILLA QUE ENCUENTRA.
Así que, la mejor forma de tener una mañana tranquila, sin las molestias que puede causarnos si no recibe su dosis de COLILLAS MASTICADAS (del suelo, manchadas de orín, de tierra, da igual...), podemos tener cierta tendencia al despiste... y en cualquier momento resulta que no nos damos cuenta si MOISES SE HA ESCAPADO...A COGER COLILLAS...
Y claro... ¿dónde andará MOISES? Uyyy, este chico, mira que es travieso... que andará jugando por ahí... a ver donde se puede haber metido...
Pero claro, si continuamente se escapa de la zona de aulas, donde está bajo el cuidado de las educadoras porque está en el momento que durante el día tiene para recibir las bondades de su proyecto educativo... si se escapa como lo haría un niño de su guardería... ¿cómo se le va a impedir en momentos con mucho menos control sobre los niños?
No pasa nada... así estará mas relajado, con su chicle de colillas húmedas de orín.


Como soy una chiflada, pues aquí tenéis unas cuantas cosas que podréis comprobar... para ver si es que me invento la realidad que veo, y esto es un culebrón que yo me he montado en mi cabeza.

Éstas son algunas de las cosas que resultaría fácil comprobar, a cualquier persona, preguntando en privado a los trabajadores o a los propios niños.

Que tenga que escuchar que me quieren denunciar, para cerrar la página, pero no vea el menor gesto para denunciar todas las aberraciones que se cometen con estos niños... no tiene perdón.

¿Os preocupa la imagen que ahora se tendrá de vosotras?
Pedid cámaras que graben todas las actividades... y nadie podrá decir nada que no sea “de vuestro agrado”.
O al final, como me dice una persona de las que me escriben contándome más cosas por email, tendré que ser yo la que lleve una cámara oculta y saque la verdad en imágenes de ese centro.

Una vez más, pido perdón a las trabajadoras que NO SON MISERABLES (como yo también lo he sido, y me duele, no sabéis como me duele).
Perdonadme, no todas sois iguales, eso es verdad.

Pero también, vosotras que no sois como nosotras, como las que si son responsables de el trato vejatorio y humillante, sabéis que lo que aquí se dice es cierto.
Y vuestro silencio, no es algo de lo que podáis estar orgullosas.





viernes, 12 de diciembre de 2008

La última violación de “J” en el Campyco de Bejar.

Como me he comprometido con las personas que me han escrito, desde distintos lugares y con distintas funciones, a título individual y como medios de comunicación, aquí está el relato íntegro de, lo que hasta el día de hoy, más de 100 personas que trabajamos en el Campyco de Bejar, sabemos todas de la violación de una de nuestras niñas, una disminuida de nombre “J”.

En un día de Junio de este año, 26 de junio del 2008, el ambiente era festivo, eufórico.
La selección española de fútbol había roto el maleficio por el que nunca se conseguía pasar de cuartos de final en ningun campeonato mundial.
En esos días, todo el mundo tenía a la selección en la boca, y era el principal punto de atención de niños y mayores.

Nuestro centro no es distinto. Todos sus usuarios tienen pasión por el fútbol, de una u otra forma, y habían visto todos los partidos hasta la fecha, al menos aquellos niños o usuarios que habitualmente tienen permitido ver la televisión por la noche.

El partido era la semifinal.
España jugaba contra una Rusia que ya había sido vencida en la primera ronda.
Y todo el mundo esperaba algo similar...

El partido comenzó a las 9 de la noche, y el país entero estaba paralizado.
Los niños esperaban el partido con más emoción que los adultos que les cuidan. Todo giraba alrededor de una pantalla de televisión.

Tras la primera parte y el descanso, llegó la hora del cambio de turno de las cuidadoras y el ordenanza, cuatro mujeres y un hombre, que se encargan del cuidado de todos los usuarios del centro durante la noche.
Nadie más.

Y con esa tranquilidad y sensación cómoda de que nadie te vigila, nadie te está metiendo prisa ni está observando tu trabajo, las cuidadoras y el ordenanza se fueron al “cuarto de cuidadoras”, donde hay una cafetera que ayuda a pasar la noche y una nevera con algunas cosas, aparte de los LIBROS DE INCIDENCIAS, que es la más clara de las razones por la que una de las cuidadoras se podría ausentar de su puesto de trabajo (en todo momento deben estar vigilando y atiendo a los niños).

Como otras tantas veces, las cuidadoras (como yo he hecho en miles de ocasiones) nos permitimos el dejar a los niños sin vigilancia, y limitarnos a echar un vistazo de vez en cuando.
¿Para qué más? Nadie nos vigila, nadie sabe que ocurre... es un trabajo cómodo y no hay razón para complicarse la vida, ni para enfrentarse a un sistema opresivo y dañino si intentas salirte de “lo que siempre se ha hecho”.

A pesar de que no está permitido por la ley, existe alcohol en el centro.
Aunque suene increíble, algunas personas se han permitido en ocasiones “premiar” con alcohol a algún usuario o darles de beber, a pesar de ser todos ellos personas que toman diariamente y de forma crónica medicación psiquiátrica, que pueden ser desde calmantes como el valium a otros fármacos más peligrosos como los que se usan contra la epilepsia o contra los estados delirantes con alucinaciones.
Por supuesto que jamás se debe mezclar ninguno de esos medicamentos con alcohol... y menos en un centro público de cuidado de disminuidos psíquicos.

Aún así, era un día con más razones para “festejar” y menos para trabajar.
Así que mientras en la planta de los módulos C y D estaban los usuarios viendo el partido en una sala, en otro cuarto las cuidadoras y el ordenanza, bebían cerveza y disfrutaban de estar en un cómodo lugar “cuidando niños disminuidos”.

El ambiente fue poniéndose mas eufórico por momentos, España iba a ganar la semifinal y por primera vez en años, iba a jugar una final de un campeonato del mundo.... alegría para todos, y toda la atención centrada en un aparato de televisión.

La compra de bebidas alcohólicas y refrescos en el centro, es un hecho que a pesar de su explícita prohibición (como la del tabaco, que se incumple sin miramiento alguno, en los cuartos, las aulas y los despachos) es de conocimiento absoluto por parte de los responsables que han pasado por ese centro, y que actualmente lo dirigen.

La “máquina de bebidas”, que es una cámara frigorífica con un candado, que controlan y abastecen los ordenanzas, ya que son quienes ganan un dinerito extra con el negocio. También venden agua, a pesar de que se han puesto dispensadores de agua en varias zonas del centro, gratuitos, pero que como tienen que ser “mantenidos” por el personal del centro... no están disponibles.

En la noche, ya que no existe vigilancia alguna, lo habitual y que todo el mundo hace, es mandar a uno de los niños a por las bebidas, como si estuvieran ellos para servirnos y, a veces, se les da el dinero para pagarlas y que puedan quedarse con una propina.
Aunque camareros improvisados, no siempre con el respeto que cualquier camarero tendría, y muchas veces llevan una nota con “el pedido” que incluye frases humillantes como por ejemplo: “dale 4 cervezas a este mariquita”.

Y como camareros que son, también deben encargarse de devolver los cascos y botellines que no se tiran a la basura.

Este fue el momento que el violador aprovechó para poder violar a su víctima de nuevo (no ha sido sólo esta ocasión, como varias veces ha hecho saber la niña).

La fiesta de celebración de la victoria de España en la semifinal se prolongó, y en un momento dado, se ordenó a esta niña, “J”, que fuera a devolver los botellines vacíos de las cervezas que se habían bebido hasta ese momento las cuidadoras y el ordenanza.

Eso suponía tener que subir a otra planta, y quedar a una considerable distancia de las personas que la cuidaban.
El violador, lo sabía y no perdió la ocasión.

Según “J” se encaminó hacia la planta superior, detrás de ella fue el ordenanza que esa noche gestionaba “la maquina de bebidas”.
Y lejos de cualquier medio que registrase los pasos de unos y otros, acometió el abuso.

Estando a solas con ella, en una planta totalmente vacía y que sólo se usa durante el día, y con las llaves de acceso a todas las aulas y despachos del lugar, la hizo entrar en el lugar que quiso.

Cómo se desarrolló la violación es algo que quedará en la memoria de dos personas: el violador y “J”, su víctima.
Pero dispuso de todo el tiempo sin interrupción alguna, sin que las cuidadoras fueran en busca de “J”, ya que tampoco podían saber si tras cumplir su misión como “sirvienta de las cuidadoras”, había vuelto a la sala con el resto de usuarios o no.

Pero mientras el ordenanza, la hacía desnudarse, abrirse exponiéndose a su gusto, penetrarla y forzarla a realizar cuanto le apetecía, desde su posición de autoridad y sin necesidad de someterla físicamente, ellas seguían celebrando.........

España pasaba a la final de la Eurocopa.
“J” acababa de ser violada, una vez más.


Lo que ocurrió después es un maremagnum de diferentes versiones, en las que cada cual intentó salvar su cabeza, ocultar lo que había ocurrido y procurar que “J” no siguiera comentándole a los demás lo que acababan de hacer con ella.

Como hecho cierto y no opinable, está que las ropas que llevaba “J” durante la violación, y que contendrían parte de los restos que demostraban la implicación sexual de su agresor, fueron a la lavandería y dejaron de existir como pruebas. Y que horas después, se duchó a la usuaria eliminando cualquier huella de lo ocurrido.

Posiblemente, esta violación hubiera sido una más en la cadena de abusos que algunas niñas del centro han sufrido, de no ser porque un chico del centro, que es el “novio de J”, se mostró agresivo y muy alterado durante la comida del día siguiente: sabía que su novia había sido violada... y sabía quién había sido el violador.

Una de las trabajadoras del centro, que tal vez por su labor como educadora no había escuchado mencionar algo así antes, escuchó a los usuarios hablar y se dio cuenta de que lo que estaban relatando era la violación de una de las usuarias... por boca de su novio, que decía querer matar al responsable.

Ahí se inició una cadena de acontecimientos que han hecho de esta agresión sexual, algo que puede servir para que no queden impunes estos actos.

Se informó inmediatamente a la directora de lo que afirmaba la usuaria, y fueron llamados el médico del centro y la psicóloga. Pero en lugar de llevarla inmediatamente al hospital y avisar a la policía, se intentó indagar desde dentro (sin que la cosa trascendiera fuera del centro) sobre lo que había ocurrido.

Desde ese momento, y hasta que varias horas después, la víctima fue llevada al ambulatorio de Béjar, pasó por distintas manos, en un continuo proceso de interrogatorio que cada persona iniciaba de nuevo cuando tenía ante sí a la usuaria.

Errores como que se le cuestionase una y otra vez si era cierto lo que decía, que se le presionara “para que no dijera mentiras”, o que hubiera momentos en que se la dejase a solas con alguna de las personas que llevan años trabajando allí, sin más testigos presentes, fue algo que no tiene justificación.

De hecho, lo que decían haber escuchado unas y otras personas, cuando ejerciendo sus labores como supuestas profesionales capacitadas, difería continuamente... pero no lo que ella seguía afirmando, a pesar de la grotesca situación en que se la colocó: “el ordenanza me hizo el amor pero yo no quería”.

Que triste, que repugnante... una niña violada que dice que su agresor le había “hecho el amor” contra su voluntad, ya que ella “no quería”.

Aún así, la opinión profesional y psicológica de alguna de las que la tuvieron en interrogatorio, a solas y sin testigos, es que su testimonio no era demasiado fiable... ya que no tenía claro si era un acto que no le hubiera gustado, al fin y al cabo.
Y que tal vez no habría que darle demasiada importancia.

Pero los hechos, y la actuación de una persona que no está totalmente contagiada por la inercia de décadas de secretismo y encubrimientos, y que sabía la responsabilidad legal que le correspondía en caso de no poner en conocimiento de la policía algo así, hizo que finalmente se trasladase a “J” al hospital.

Como dice el escrito que, desde un sindicato, se ha hecho firmar al personal del centro, con la coacción y presión del grueso de trabajadores:

“TODO EL MUNDO SABÍA QUE NO HABRÍA PRUEBAS”

Y así fue.
No se realizaron pruebas en el ambulatorio, aunque nadie sabe porqué.
No es que se hicieran y resultasen exculpatorias.
No es que se pudiera probar de ninguna forma que la violación había sido falsa, es que simplemente se sabía que se habían destruido.

Y aunque se siguió el procedimiento, aunque sin las ropas del momento de la agresión, o tras haber duchado a la usuaria, la cosa se fue encaminando a que todo lo que quedase finalmente, fuera la palabra de una niña disminuida psíquica contra la de un ordenanza de un centro público.

Los testimonios reales de las cuidadoras, que tendrían que haber tenido en todo momento a “J” vigilada, atendida y cuidada, habrían sido suficientes.
Pero... ¿cómo aceptar el hecho de que en lugar de hacer nuestro trabajo se estaba en otro lugar conversando?

¿Cómo aceptar que eso es una práctica habitual?

¿Cómo aceptar que existe un mercado de bebidas alcohólicas extraoficial en un centro de disminuidos psíquicos?

¿Cómo reconocer que se usa a los disminuidos como recaderos para llevar y traer las cervecitas a los trabajadores que están siendo pagados por cuidarles?


¿Cómo reconocer que con sus actos, sus omisiones, y posteriormente su silencio, habían sido cómplices en una violación?

Cuando he hablado a solas con una de las que aquella noche tuvieron la mala suerte de trabajar, ambas hemos acabado llorando asustadas de lo que hemos llegado a ser, y comprendo que no sepan como romper con todo esto.

Las demás, evitan hablar de esa noche, como si no hubiera existido, y todas continuamos como si nada hubiera pasado: las mismas prácticas, las mismas costumbres.


Seguramente ya en ese momento se podía intuir cuál sería el final de esta historia que, en su inicio, parecía poder ser distinta...

Esa misma noche que “J” es llevada al ambulatorio tras seguir insistiendo en que había sido violada, a pesar de la coacción que supone para una persona con disminución psíquica que, las que cada día viven con ella y son sus cuidadoras, la presionen diciéndole “que lo que dice es mentira”, “que es una invención”, “que no puede decir eso de un trabajador”... esa misma noche la víctima volvió a dormir a pocos metros de su violador.

A pesar de haberse conocido el hecho, el ordenanza volvió a trabajar esa noche como si nada hubiera ocurrido.

Pero para “J” ya todo era distinto.
No sólo el ambiente irreal que estaba respirando, sino el gesto de desprecio o la falta de afecto que se le mostró por parte de quienes para ella, son sus mayores soportes afectivos.
Ahora ya “no la querían y le decían que no mintiera”... sin entender qué había hecho mal ella.

A tal punto llegó la situación en la mente de “J”, que el médico del centro tuvo que ser llamado fuera de su horario para que administrase sedación a la víctima... y quien le abrió la puerta del lugar, era el propio violador.

Ella tuvo que ser sedada por una crisis de angustia.
Él seguía cómodamente, como cualquier otro día, campando a sus anchas... en el CAMPYCO DE BÉJAR.


Y si nadie hace nada, si todo sigue igual, si desde Valladolid y los responsables de la Junta de Castilla y León no hacen algo para evitarlo... el agresor que abuso sexualmente de una niña disminuida, seguirá cuidando la puerta de su casa.

¿O quién sabe si no sólo cuida de una de sus víctimas, en un lugar donde muchas usuarias no pueden ni siquiera hablar?

Lo que ya resulta esperpéntico es que el violador, al haber salido sin demasiado problema de este embrollo... PORQUE NO HABÍA PRUEBAS... se pretenda sacar un dinero a costa de todos, reclamando al centro y sus gestores una indemnización por daños y perjuicios...

Hasta ahí llega la burla y la humillación a todas las mujeres y a nuestras conciencias, haciéndonos parte y cómplices de ese hecho... porque hay que defender a un compañero de trabajo.

Total, si psicológicamente la profesional del centro dice no estar segura de “si le gustó o no le gustó” la violación...

Ya no puedo más.
Porque no olvido que yo he sido con mis actos una miserable más.
Lo siento, que Dios me perdone estos años de silencio.
Lo siento de verdad... daría mi vida porque pudiera dar marcha atrás a todo aquello que hice o callé.
Lo siento.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Gracias por hacerme sentir acompañada

No esperaba algo así.

GRACIAS.

GRACIAS A TODOS POR VUESTRA RESPUESTAS...


Gracias por hacerme saber que está bien lo que estoy haciendo, que pase lo que pase la verdad no debe ser silenciada y no se debe permitir la injusticia con el más débil... y por hacerme sentir acompañada cuando, asustada como estoy, porque lo estoy, y con la ayuda de una persona que será un gran hombre al día de mañana (y ya lo es), me siento a este ordenador y abro la cuenta de correo... pudiendo encontrarme con todo tipo de respuestas.

Así ha sido.
Ha habido una o dos respuestas algo dudosas, que entiendo que puedan pensar que o no estoy en mis casillas o que estoy intentando hacerme protagonista de algún espectáculo.

Pero la mayoría de vosotras (sobre todo sois mujeres las que estáis dándome vuestra opinión, y ofreciéndome vuestro apoyo) y vosotros, habéis escrito para decirme que no deje de hablar.

Que por poco que se consiga, será más de lo que se podría aspirar si siguieramos en silencio.

Hay quien desde la prensa, local o nacional, se ha interesado por esto que ocurre en el CAMPYCO de Béjar (y seguramente en otros similares).

Es un lugar donde es difícil conocer hasta el horario de autobuses entre Béjar y Salamanca, y una violación a una disminuida psíquica parecía que correría peor suerte, y quedaría enterrada en la burocracia y la inacción.

No puedo dedicar mucho tiempo, no todo el que me gustaría (no sólo mi tiempo...), pero me ha quedado claro que lo que casi todas me habéis pedido es que explique detalladamente cómo fue la violación de "J", y que pasó después.

Lo haré.
Será lo próximo que haga. Os doy mi palabra.


Pero de momento podéis ir pensando a que punto se ha llegado en ese centro, que cuando la víctima de la violación tiene que afrontar la higiene diaria, ha pedido que los hombres que estén en la misma sala que ella tiene que estar desnuda, salgan fuera y no tenga que ser contemplada.

Lo lógico habría sido, que cualquier hombre al que una mujer le pide que salga, porque tiene que desnudarse, lo haga sin necesidad de mayores explicaciones.
O si pide previamente que no entre ningún hombre mientras esté desnuda, se actúe igual: con el respeto que merece sun intimidad (porque NO SON ANIMALES).

Pues no.
A un trabajador le ha parecido un acto de discriminación, el que se le pidiera expresamente que no entrase en la zona de lavado mientras estuviera dicha usuaria, que no quería ser vista desnuda por un hombre.

Y ha clamado que ese hecho, el que él no pueda entrar a las duchas con las mujeres, es una discriminación de caracter sexual, y así lo dejó por escrito indicando que se le había pedido que se ausentase por razones de sexo.

No le parecía bien que se le recordase que ese centro es de cuidado a disminuidos y que siguen teniendo sus derechos intactos, y que si alguien pedía que saliera en un momento íntimo, él debía hacerlo.

Y ha pretendido causar un revuelo amenazando con negarse a entrar en ciertas zonas y trabajar si había mujeres, y ha contado con el apoyo de las cuidadoras de una zona del centro que han escrito una queja, porque al ser una persona menos trabajando en ciertas zonas... el trabajo que a ellas les corresponde se ve aumentado.

¿Qué clase de mujeres sois que no entendéis que los niños y las niñas quieran tener su pudor y el respeto a su cuerpo como cualquier otro?

Si la actitud de Javier ha sido una vergüenza, ya que es aprovechar la situación de indefensión de una minusvalida psíquica para sacar partido y ventajas laborales, o conseguir provocar confrontación con la dirección, él es un hombre, tal vez menos sensible a esas cuestiones.

Pero vosotras sois mujeres... sois potenciales víctimas de un abuso o una violación, igual que "J".

¿Cómo podéis miraros al espejo sin sentir asco?


Lo próximo que escriba, será el relato detallado de como sucedió toda la violación y lo que aconteció los días posteriores.

A quienes han pretendido amenazarme: ya no temo nada...

A quienes dudan, pero quieren ayudar: no os fiéis de mí, buscad información vosotras...

A quienes me han ofrecido sus manos y sus voces para evitar que una víctima viva aterrada con su violador trabajando al lado.... GRACIAS DE TODO CORAZÓN.

martes, 9 de diciembre de 2008

Cómplice por mi silencio, no soy mejor que tu violador...


No soy nadie.
No soy nadie distinto a aquella que trabaja a tu lado, y que hace su rutina cada día contigo.
Nadie que tenga un valor especial o que crea que está llamada a una misión diferente.

Soy alguien como tú.
Con sus ilusiones, sus miserias, sus dolores y sus penas, y de vez en cuando alegrías.

En mi quehacer diario, como todos en sus puestos de trabajo, veo cosas que están bien hechas, otras a medias con desgana, y otras que no son correctas.
A veces es dejadez y a veces es el estar incrustada en un sistema que no está hecho para que pensemos, sino para que no demos problemas, o los mínimos posibles... aunque sea haciendo la vista gorda o dejando que otros hagan de su capa un sayo, con una impunidad que acaba yendo más allá de lo que es admisible si aún queremos sentir que somos seres humanos, y que tratamos con seres humanos.

Y antes de empezar a dar el paso que he decidido dar, debo asumir cuales son también mis culpas. Aunque jamás me imaginé haciendo algo así...

Yo he dejado que durante años y años, se hayan producido y protegido actos contra la dignidad humana que, ahora mismo, soy incapaz de entender cómo pude callar ante ellos.

He visto o he tenido conocimiento de agresiones constantes a nuestros niños -es la forma en que llamamos en el lugar donde trabajo a los usuarios que allí viven y vivirán toda su vida- en todo tipo y forma.

He sido cómplice con mi silencio, de violaciones a niñas que se supone que están bajo nuestro cuidado y protección.

He presenciado cada día como se golpea a los niños, que sin ser responsables de sus actos, molestan a algún trabajador.

He sido cómplice de que nuestros niños, en muchas ocasiones, estén durante horas y horas, o toda una noche intentando dormir mientras las heces mezclada con sus orines les van rebozando la piel, hasta llegar a sufrir repetidamente enfermedades por eso.

Soy cómplice con mis actos, mi silencio y mi apoyo cobarde a los constantes encubrimientos que se producen de acciones y hechos, que ninguno de los que allí trabajamos querríamos ni imaginar que eso se le pudiera hacer a un familiar nuestro.

Esto que se hace con esos usuarios, es lo que le harían a un hijo nuestro, a un anciano, a un discapacitado... aprovechándose de la impunidad que da saber que estás trabajando con síndromes de down, esquizofrénicos, paralíticos cerebrales, retrasados mentales y que sus voces nunca serán escuchadas.

Y si da la casualidad de que uno de ellos puede hablar y decir lo que está pasándole, o contar lo que ha visto o lo que han hecho con alguien, su palabra será cuestionada y desacreditada, hasta que la realidad quede enterrada en términos psicológicos y evaluaciones que sólo sirven para encubrir una terrible verdad.

La verdad de que hoy día, y bajo el falso epígrafe de ATENCIÓN a minusválidos psíquicos, estamos manteniendo lugares que se olvidan de que tratan con seres humanos (como en los campos de concentración), y que no son más que vertederos de cuerpos deformes y mentes desahuciadas.... los vertederos de lo que la sociedad no quiere en sus ciudades.

Hasta que después de años, una descubre que como trabajadoras en dichos lugares, estamos criando nuestras familias con un dinero que ganamos por consentir, callar y mirar hacia otro lado... eso cuando no se trata de encubrir a un violador.


Puede que con esto no consiga nada, y que si me enfrentase de forma pública a los responsables del CAMPYCO de Béjar (Salamanca), Centro de Atención a Minusválidos Psíquicos y Centro Ocupacional de Béjar, sería castigada, desacreditada, y difamada como se hace con todo aquel que pretende parar alguna de las atrocidades que se cometen allí todos los días, como si fuera lo más normal del mundo.

Nos hacen ver como normal, como aceptable, como que no hay otra forma de hacer nuestros trabajos que olvidar ciertos derechos de los niños que se supone que cuidamos, y utilizar métodos que darían lugar a un procedimiento penal contra quien los aplica y los tolera si se llegasen a conocer.


Si algo como una violación a una deficiente por parte de un ordenanza, a pesar de haber sido expresado claramente por parte de la niña violada a las compañeras que debían haberla tenido bajo su control permanente todo el tiempo, se consigue silenciar con la complicidad de muchos y la destrucción de pruebas, puedo tener claro que será difícil que se produzca el más mínimo cambio para el bien de estos niños.

En un entorno en que los abusos sexuales han sido encubiertos, el maltrato psicológico a los niños es una constante por parte de los profesionales de la salud que deberían velar por ellos, el acoso laboral a trabajadores por no querer entrar en el juego de que “todo vale con ellos, como no se va a saber” está a la orden del día, podría hacerme creer lo que me intentan hacer creer quienes me han ayudado a dar este paso (gracias, os lo digo con los ojos ya secos de tanto llorar): que yo también soy un víctima.

La diferencia es que yo, no estoy en una cárcel y al acabar mi turno me voy a mi casa.


Que yo acepté trabajar en ese lugar, viéndoles cometer injusticias que han ido con los años en aumento, en su frecuencia y en su inhumanidad.

Que yo me convertí, poco a poco, en una de tantas que aplicaba las mismas reglas, sin preguntarme si era correcto abofetear hasta hacerse daño en la mano a un niño, que sin razonamiento porque son disminuidos psíquicos, te escupe cuando tiene miedo. Y es normal que nos tenga miedo.

La diferencia es que tal vez yo tenga algo de víctima, pero hasta ahora he sido un verdugo más entre todas ellas.

La diferencia es que yo podía elegir... y no me atreví.

Hasta ahora....


No puedo pedir que se me perdone mi culpa por acción y por omisión, no puedo enmendar lo que ya está roto.
Sólo puedo hacer lo que esté en mi mano para que esos hechos jamás se vuelvan a repetir, sean públicamente conocidos, y los responsables legales (no los tutores y familiares de los disminuidos psíquicos que viven aquí, ya que ellos no saben nada de esto y se les engaña en todo como a cualquiera) que son los políticos de la Junta de Castilla y León, en concreto la Gerencia de Servicios Sociales y la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, no puedan seguir sin intervenir de forma drástica en centros como este y sigan permitiendo violaciones, de cuerpos y de derechos.

Asumiendo como una adulta consciente todo lo que de mis actos pueda venir como consecuencia, doy este paso apoyada por mi familia (y con su ayuda para que sea efectivo), mi médico de cabecera (un gran profesional que supo ver qué me ocurría) y por quien ha sido mi psicólogo durante meses de dolor, sin los que esto nunca se hubiera escrito... y yo seguiría siendo cómplice en el silencio.

Y las noches en vela, el llanto amargo, y el carácter triste y agresivo sin explicación que me ha marcado, dañando a mi familia y haciéndoles sufrir la culpa de mis actos, son mi castigo... por no haber abierto la boca en centenares de ocasiones y no haber movido un dedo jamás por cambiar lo que ocurría.

También, y aunque de forma cruel y paradójica, quiero dar gracias a “J”, la cual al haber sido víctima de una violación por parte de un funcionario del centro, me hizo ver en sus ojos asustados, al saber que su violador volvería a trabajar en el CAMPYCO, que no era mejor persona que él si con mi silencio -como el del resto- estaba protegiendo al agresor y poniéndola a ella de nuevo en peligro.

¿Cómo podría dormir yo sabiendo que quien ya me ha violado, una vez al menos, está a pocos metros de mi cama?

¿Acaso podría comer, moverme sin estar muerta de miedo, descansar, o disfrutar un solo instante sabiendo que se me deja desprotegida ante mi agresor, con un repugnante “pacto de silencio” entre quienes me tienen que cuidar?

¿Podría vivir sabiendo que el violador que fue liberado por falta de las pruebas que mis cuidadoras destruyeron y ha regresado más impune que nunca?


Va por tí, “J”, y por el resto de los niños -disminuidos aunque no me guste- que dependéis de nosotras.

Se me acabaron las lágrimas.
Ahora mi palabra y mi voz ...serán vuestras.



PD: Sé que se intentará desacreditar todo aquello que cuente en denuncia de los actos que en el CAMPYCO de Béjar se comenten contra la dignidad humana con el agravante de que sus víctimas son incapacitados y su comunicación con el exterior está severamente controlada o totalmente anulada.

Si bien en un principio mi primer impulso fue hacer esto de forma pública, en todas las instancias correspondientes, fue mi psicólogo quien me hizo observar un hecho: “aunque no lo ves, eso irá en contra de lo que quieres hacer, pues pronto conseguirán sancionarte de modo que no puedas seguir siendo la voz de esos niños, pronto te sacarán de allí porque ni la Junta ni la dirección quiere que alguien esté observando lo que hacen y es la forma en que permiten que todo siga igual”.

Aunque hubiera sido un gesto pretendidamente heroico, hubiera sido muy poco práctico.

Pero no me escudo en ello, y desde aquí propongo a cualquier cargo político que pueda tomar las medidas necesarias o a cualquier institución judicial con el poder para obligar a tomar dichas medidas (como cámaras de grabación permanente en todas las instalaciones, para que nunca más se puedan ocultar hechos como una violación o agresiones físicas), que reclame mi presencia dando la cara ante ellos para que escuchen todo lo que tengo que decir, con la prensa presente como testigo público.

Si aceptan estas condiciones, y asegurando de forma inequívoca que no habrá represalias por parte de la administración ni del CAMPYCO, daré este paso de forma pública e identificada.

Si por el contrario, siguen amparándose en que necesitan pruebas (las mismas que destruyen o que impiden conseguir) para hacer algo que asegure la vigilancia y protección de la seguridad física, psíquica, y de los derechos humanos y del niño que actualmente se vulneran en dicho lugar, no me expondré lo más mínimo para no ser bloqueada en mi labor.

Y nunca, jamás ya, dejaré de ser su voz y sus manos, tenedlo claro... vosotros que os creéis intocables por tener una plaza vitalicia que os permite vivir en un despachito desatendiendo vuestras funciones y simulando trabajar.

¿Dónde están vuestras denuncias de todo lo que veis y sabéis?

No tenéis excusa:
o sois unos completos imbéciles negligentes o sois los peores de los encubridores.